En otra noticia aparecida hoy en el diario Las Provincias, se comenta la mala situación de conservación de los pozos o cavas de nieve. Estos constituyen, sin duda, uno de los elementos de carácter etnológico más interesantes que se han conservado en el País Valenciano. Es ésta una actividad genuina de la montaña, y se ha explotado en casi todas las zonas interiores de sierra con una altura superior a los 800 o 1.000 metros. En resumen, el aprovechamiento consistía en el almacenamiento de la nieve que caía durante el invierno y su conservación hasta el verano. Esta práctica, documentada desde la Edad Media, dio lugar a diferentes tipologías arquitectónicas que se pueden clasificar en tres:
1. Pozos de nieve. Simples hoyos no muy profundos, alrededor de seis metros, recubiertos de paredes de mampostería sin cubiertas. Para la conservación de la nieve se solían colocar en una zona sombría y se cubrían con ramas de árbol.
2. Casas de nieve. También se les llama neveras. Su construcción es un poco más sofisticada ya que suelen ser más grandes que los pozos de nieve, llegando a tener unos 17 ó 18 metros de profundidad, y están dotadas de cubierta. Ésta podía estar construida mediante una falsa bóveda (tejado de piedra) o utilizando columnas y nervios (vigas de mobila, ladrillo y azulejos). La parte superior de las neveras sobresalía de la tierra, quedando enterrada la parte inferior, lo que hacía que se mantuviera aislada térmicamente. Entre el nivel del suelo y la cubierta solían abrirse unos huecos por los que cabía una persona, que constituían la entrada y salida de la nieve, y que se tapaban con piedras para conservar mejor la temperatura interior. Esta tipología es muy frecuente en las comarcas centrales de nuestro territorio.
3. Ventisqueras. Son lugares donde la nieve se acumula de forma natural por la fuerza del viento y la existencia de una pared o refugio. No tienen ninguna clase de cubierta, si bien en algunas ocasiones se levantaba un murete que contenía la nieve. Este tipo se repetía habitualmente en la comarca de Los Serranos.
El proceso consistía en que una vez había nevado, se empujaba la nieve hacia estos pozos, comprimiéndola para que se hiciera hielo, lo que se hacía pisándola. Una vez lleno, el pozo se tapaba y cuando empezaba el calor un hombre iba a vigilar la nevera para evitar posibles robos, generalmente el mismo propietario. Periódicamente acudían a la nevera los transportistas y, mediante caballerías, cargaban la nieve en bloques, envuelta en paja y metida en cajas de madera. Cuando llegaba a su destino el hielo se había reducido ya a casi la mitad, por lo que había que hacerlo muy deprisa.
El destino de la producción era muy diverso, siendo uno de sus destinos los puertos pesqueros de la costa, donde se usaba para conservar mejor el pescado -toda la producción de nieve de la sierra de Aitana se destinaba a los puertos de La Vila Joiosa, Benidorm y Altea-. Otra de sus utilidades era la confección de helados y refrescos, teniendo la industria de Ibi y Xixona su origen en la existencia de neveras importantes en sus respectivos términos.
Nevero del Menejador (Alcoy)
BIBLIOGRAFÍA: Cruz Orozco, J. y Segura i Martí, J.M. (1996): El comercio de la nieve : la red de pozos de nieve en las tierras valencianas. Dirección General de Patrimonio Artístico, Valencia.
Gregori, Joan J. et al. (1985): Bosc i muntanya, indústria tradicional, comerç i serveis. Institució Alfons el Magnànim-IVEI, València.
[…] elles hi ha diferents tipologies, com ja vam citar en un article d’aquest Bloc(https://arqueologiaindustrial.wordpress.com/2010/09/13/al-rescate-de-los-pous-de-neu/): pous de neu, cases de neu o neveres i ventisquers. Els seus usos eren: la conservació […]