El mateix 22 de gener, el diari Las Provincias publicava l’article «La batalla del «trenet»»:
Entre 1988 y 1990, la pugna de Benimaclet para conseguir soluciones al problema del «trenet» se agudizó de manera sensible. La lucha coincidió con la aparición en escena de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) empresa que había nacido después del traspaso, desde el Estado a la autonomía valenciana, de una serie de competencias y servicios entre las que se contenían los ferrocarriles de cercanías del área metropolitana de Valencia, explotados hasta entonces por la empresa estatal FEVE.
Como se puede comprobar en una de nuestras fotografías, FEVE mantenía EN SERVICIO un material rodante digno de museo. Pero además, lo hacía rodar, con muy débiles condiciones de frenado y seguridad, entre dos muros con verja que impedían la circulación de personas y vehículos de un lado a otro de la calle Vicente Zaragozá y cortaban el paso a todas las travesías de la barriada. Con frecuencia, la necesidad llevaba a los peatones a la imprudencia de pasar fuera de los escasos lugares establecidos y esta desencadenaba accidentes. Hubo no pocas víctimas mortales en el barrio. Y en más de una ocasión los trenes circularon junto a vallas festoneadas de coronas mortuorias, colocadas por los vecinos en señal de protesta y de duelo.
Se había construido un paso inferior. Pero era a la vez un badén inundable que, con frecuencia, no podía usarse. Lleno de pintadas, atiborrado en ocasiones de enseres viejos y basuras, el paso inferior llegó a configurar la estampa más triste de un barrio que reclamaba a voces dignidad y buenos servicios. El espectáculo era dantesco: los vecinos, derribadas las verjas, saltaban los muretes y pasaban a pie sobre las vías, jugándose la vida en muchas ocasiones.
En el año 1988, Valencia estrenó el primer tramo de Metro, que unía las estaciones de Jesús y El Empalme, en Burjassot, por debajo de la Gran Vía de Fernando el Católico. Fue el punto de partida de la acción del vecindario, que en 1990 conseguía la paralización de la línea, el derribo de los muros, y la apertura de pasos a nivel y de peatones. La línea del Grao, la que configuraba el barrio a través de la calle Vicente Zaragozá, quedó temporalmente paralizada.
Poco después se iniciaban los trabajos de modernización de la vieja estación de Santa Mónica y de toda su playa de vías, para desarrollar un proyecto consistente en llevar el tranvía desde la estación del Empalme (Burjassot) hasta la playa, siguiendo el viejo trazado del «trenet» que fue de FEVE y que históricamente había explotado la CTFV.
El 21 de mayo de 1994, Valencia, que había clausurado sus líneas de tranvías en 1970, volvió a disponer de este sistema de transporte. El «Tranvía a la Malvarrosa», popular por la novela de Manuel Vicent, circuló de nuevo: desde la nueva estación de Santa Mónica, los modernos vehículos volvieron a hacer la línea por unas calles renovadas, modernas, en las que el paisaje urbano de los años setenta ya empezaba a ser un viejo recuerdo. Para los vecinos de Benimaclet fue un cambio radical: estos vehículos eran sensiblemente más rápidos, seguros y silenciosos que los viejos «trenets», símbolo del subdesarrollo del distrito.
En la primavera de 1995, Benimaclet vio llegar el «trenet» subterráneo, convertido en Metro. La línea de Rafelbunyol, procedente de Almàssera, Alboraia y el Palmaret, se enterraba y se dirigía hacia el sur para dar servicio a la zona de Hermanos Machado y pasar luego por Benimaclet. En ese punto, corazón del barrio, se hacía posible la conexión con la línea de tranvía trazada de este a oeste.
La siguiente parada se estableció en Blasco Ibáñez, y llevaba por nombre Facultats; después, el Metro permitía que llegar al viajero a la nueva estación Alameda, bajo el cauce del Turia, lo que suponía entrar en el corazón de la ciudad. El ancestral aislamiento de Benimaclet pasó a ser historia: el barrio, ahora, estaba conectado con los cuatro puntos cardinales por el Metro y el tranvía; de hecho, Benimaclet es desde entonces uno de los barrios mejor comunicados de la ciudad.

OBSTÁCULOS. Estas imágenes son expresivas del grave problema que suponía el «trenet». Arriba vemos su deprimente aspecto en 1988 y los riesgos que los vecinos asumían para saltar las vallas. : J.MARÍN, J.PENALBA Y J.J.MONZÓ
http://www.lasprovincias.es/v/20110122/especial-2/batalla-trenet-20110122.html
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