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Noticia aparecida el domingo 21/11/2010 en el diario Las Provincias:

Unas naves de Torrent guardan trenes y tranvías históricos del Museo del Transporte

Muebles el Cubano tenía tres tiendas cuando decidió poner su anuncio en un trolebús. Dos en la calle de la Reina y otra en la avenida del Puerto. El cartel pintado sobre la carrocería del vehículo se lee con claridad a pesar de la gruesa capa de polvo. La pieza, una joya más del futuro Museo del Transporte, está a la espera de restauración y guardada en una nave de Ferrocarrils en Torrent.
Un inmenso recinto que servía de almacén y taller de reparaciones a la empresa pública hasta 1988, cuando se trasladó junto a la estación de Valencia-sud, en Paiporta. Enrique Miranda, jefe del servicio de Patrimonio, abre la puerta después de pedir por teléfono que desconecten todas las alarmas y con ello se inicia un esperado recorrido donde vuelven de repente los recuerdos de la niñez.
El primero vuelve al contemplar uno de los vagones del trenet, la línea que marcó la vida de miles de vecinos de l’Horta y buena parte de Valencia. Estribos abarrotados de viajeros para ir a la estación de Pont de Fusta y de ahí hacer transbordo hasta la playa de la Malvarrosa.
Asientos de madera extrañamente pequeños hasta que uno se da cuenta de que han pasado 30 años y ya no viaja con sus padres. Y de ahí a autobuses que todavía conservan el asiento del cobrador junto a la puerta trasera.
La directora de Ferrocarrils, Marisa Gracia, comentó esta semana que el próximo año se hará una exposición temporal de trenes y tranvías, en una de las actividades que recordarán los 25 años de la empresa. De momento se han restaurado 14 piezas, perfectas y que parece que van a ponerse en marcha.
Una impresión equivocada porque algunas carecen de motor y en otras los ejes no son compatibles con las vías actuales. Todas están cubiertas con esmero con lonas azules de grueso plástico. Miranda descubre una para subir y comprobar el trabajo de los restauradores.
Impecable. Listones de madera barnizada con tornillos pulidos. Frenos de hierro colado, piezas de auténtica forja. Y ese es uno de los problemas para recuperar los trenes, encontrar piezas y talleres que las fabriquen como las originales.
En ocasiones, lo de menos es el precio. Ejemplo de esto es una de las últimas adquisiciones de la empresa para el museo. El mítico coche de viajeros del tranvía de Onda al Grao de Castellón costó menos de mil euros. Con un peso de 3.100 kilogramos, aguarda en la nave su restauración, a escasa distancia de unidades de mayor tamaño.
El museo sigue sin plazos de apertura, después del fallido intento de ubicarlo en el Parque Central. La ubicación perfecta era un conjunto de naves ferroviarias, la mayor atribuida al arquitecto Demetrio Ribes, autor de la estación del Norte. El problema surgió a la hora de encajar también las necesidades del cercano barrio de Ruzafa, al otro lado de la calle Filipinas.
Demasiadas carencias de servicios públicos para destinar todas las naves al museo y dejar a los vecinos sin ambulatorio, guarderías y centros sociales, unos equipamientos todavía por determinar. Esa es la razón de que el director general de Transportes, Vicente Dómine, confirmase en un reciente desayuno con la prensa, que el grueso de las piezas históricas se expondrán en Torrent, en la nave donde actualmente se guardan. El proyecto no desdeña el inmueble ya restaurado en el Parque Central, pero le resta importancia al tener un espacio insuficiente para la colección.
Además, Dómine desveló un «sueño» al que todavía hay que darle forma. Las naves de Torrent están muy cerca de líneas de Ferrocarrils en servicio. ¿Por qué no ofrecer recorridos con trenes históricos? Sería un reclamo ideal para el museo del Transporte, sobre todo por la difícil ubicación, lejos de Valecia y con un acceso complicado.
Demasiadas variantes por dilucidar. De momento hay que contentarse con acariciar los asideros de hierro para subir torpemente a los vagones. Tan acostumbrado está uno a la cómoda normativa de accesibilidad en el transporte público, que sorprende la altura de los peldaños de madera.
Si hubiera que poner nacionalidad al material ferroviario, Miranda apostaría por la alemana y la portuguesa. Casi todas han funcionado en líneas de la Comunitat, aunque en un rincón se encuentra otra sorpresa. ¿Una imprenta entre los fondos del futuro Museo del Transporte? Sí, donde se imprimían los billetes de viaje.
«Todavía conserva la plancha», señala. También la grasa, a juzgar por el charco de aceite que se ha formado debajo de una de las piezas. Compañías de diversos nombres, varias administraciones y épocas, pero con un denominador común. Recuerdos que formaron parte del imaginario popular.
Con anagrama de FEVE y originario de Bélgica, donde fueron comprados en una exposición mundial, la empresa custodia uno de los «fabiolos», llamados así por la Reina Fabiola. Prestaron servicio, entre otras líneas, en la de Rafelbunyol y la del Grao.
Tampoco faltan los vehículos empleados por la empresa para reparaciones y mantenimiento. Un vagón de socorro y trabajo, enteramente de madera salvo una plataforma metálica, servía para conectar la catenaria. «Trabajaban con tensiones de 750 voltios, aunque ahora no serviría porque no serían buenos aislantes con por los 1.800 voltios que hay en la actualidad».
También hay tranvías de la Saltuv, antecesora de la EMT, y no faltan unidades más modernas, como las UTA. La estrategia de la empresa pasa por guardar vehículos cada vez que se retira alguno. Dentro de una década, los más jóvenes empezarán a ver estos vagones como en piezas de museo.
En otro rincón aguardan varios tramos de una verja decorada, de color verde, y que luce en la parte superior el nombre de Estación de Mercancías del Norte. Se trata de las piezas retiradas con motivo de la construcción de la estación Joaquín Sorolla, en la calle San Vicente Mártir.
Pasado, presente y futuro. «Ahí está una de les blavetes, el tranvía que iba al Grao». Bombas de bomberos, un trolebús de la Valenciana y vagones cubiertos por completo de pintadas, al alcance de los gamberros hasta que fueron puestos a resguardo en las naves.
Los grafiti son la muestra más evidente del deterioro de los trenes, donde no faltan anuncios de Coca-Cola de trazos antiguos, demasiado clásicos para los tiempos que corren. En Torrent descansan miles de historias de viajeros, esperando su museo.

EN SU CONTEXTO

Antecedentes. El museo ha tenido varias ubicaciones, como los terrenos ferroviarios que había junto al paseo de Neptuno, que luego se quedaron para unas piscinas cubiertas, aún en proyecto.
Previsión. La situación económica es uno de los obstáculos principales del museo, a pesar de que hay una nave ya restaurada.
Estudio. La cátedra Demetrio Ribes se encarga del mantenimiento y desarrollo de la colección ferroviaria y tranviaria.

 

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Reproducimos hoy esta noticia del diario Las Provincias por su interés:

La sede de la exposición estará repartida entre Valencia y Torrent, donde se custodian 40 piezas representativas del transporte público

Viajar de nuevo en el «trenet» no es un sueño descabellado. Los populares trenes de madera pintados de verde que llegaban hasta la playa de las Arenas forman parte del Museo del Transporte y una de las iniciativas incluidas en este proyecto es que algunas piezas se pongan en circulación en ocasiones señaladas, dentro de la difusión de piezas históricas.
Así lo aseguró ayer el director general de Transportes, Vicente Dómine, en un desayuno de trabajo donde presentó un libro y un deuvedé sobre las grandes estaciones del siglo XXI. El trabajo es el resumen de unas jornadas celebradas el pasado año en Valencia, con ponencias acerca del uso que se debe dar a las grandes construcciones ferroviarias, tanto antiguas como modernas, que se integran como elementos de primera magnitud en el casco urbano de las ciudades.
A preguntas de LAS PROVINCIAS, Dómine defendió que hay mucho trabajo hecho sobre el futuro museo, además de citar la labor de la cátedra Demetrio Ribes. Su titular, Inmaculada Aguilar, presente en el desayuno, comentó que el próximo año se han previsto otras jornadas relativas al ferrocarril.
La explotación de las líneas de Metrovalencia para que circulen piezas históricas se haría fuera del horario del metro y el planteamiento no tiene un propósito turístico, matizó el director general. Por Torrent pasan las líneas 3 y 5.
De momento se han restaurado 40 vehículos, la práctica totalidad de lo que se necesita para abrir el museo al público. «Si me pregunta como director general, diré que me gustan todas. A título particular destacaría una unidad de la línea 28 de Lisboa», comentó.
El museo se repartirá entre Valencia y Torrent. La primera opción era utilizar las naves protegidas del futuro Parque Central que recaen a la calle Filipinas, aunque finalmente habrá una «bisede» con la mayor parte de las piezas en Torrent, en las antiguas cocheras de Ferrocarrils antes de la apertura del recinto de Paiporta. Dómine vinculó esta iniciativa con el soterramiento de las vías del metro, para lo que se firmará un acuerdo con el Ayuntamiento, mientras que en Valencia una de las naves ya se ha reformado, en un conjunto de cuatro almacenes y talleres, atribuidos al arquitecto Demetrio Ribes, autor de la estación del Norte.
Aguilar destacó que se ha buscado tener en el museo una pieza de cada época significativa de la historia del transporte público en la Comunitat. Trenes, trolebuses y vagones de tranvía formarán parte de la muestra. El decano del Colegio de Arquitectos, Ramón Monfort, bromeó preguntando si habría alguna representación de la línea «la Panderola», el tren que unía Onda y el Grao de Castellón. Sí que habrá una pieza, reciente adquisición para la exposición en Torrent.
La nave de Valencia (está por decidir si más de una) quedará para muestras temporales y otras actividades, aunque no se descarta el traslado de una parte del material móvil. El acceso a este recinto estará presidido por unas puertas metálicas de gran tamaño, desmontadas de su ubicación anterior justo al otro lado, por donde se entrará a la estación Joaquín Sorolla del AVE y más líneas de larga distancia. «Que nadie piense que han desaparecido, están a buen recaudo y en restauración», finalizó Dómine.

Algunas de las piezas custodiadas en las naves de Torrent, en una imagen facilitada por Ferrocarrils. :: LP

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