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Archive for the ‘Industria energética’ Category

Noticia de hoy de Información:

Los actos están organizados por ICOMOS y el Ayuntamiento y se centrarán en el patrimonio hidráulico del río Vinalopó

Uno de los azudes del curso alto del río Vinalopó. información

Banyeres será el próximo lunes la sede nacional de la celebración del Día de los Monumentos y Lugares Históricos, con una serie de actividades que estarán centradas en el patrimonio hidráulico del curso alto del río Vinalopó. La jornada está organizada por el Ayuntamiento, con el apoyo del comité español del Consejo Internacional de Monumentos y Lugares Históricos (ICOMOS).
A propuesta de ICOMOS, el 18 de abril fue designado por la UNESCO en 1983 como el Día Internacional de los Monumentos y Lugares Históricos. Cada año se selecciona un tema para promover la celebración, y en esta ocasión estará dedicada al patrimonio cultural del agua.
Es este el motivo por el que ICOMOS ha mostrado su apoyo a los actos organizados por el Ayuntamiento de Banyeres, en atención a la riqueza del patrimonio hidráulicos del curso alto del río Vinalopó, donde se concentran azudes, acequias, fuentes, balsas, partidores y molinos papeleros y harineros. De hecho, cabe resaltar que el consistorio del municipio de Mariola acaba de iniciar las gestiones para declarar este patrimonio como Bien de Interés Cultural (BIC).
Los actos comenzarán a las doce del mediodía con un recorrido por la Ruta dels Molins, a la que por la tarde seguirán visitas al molino harinero de Daniel Vilanova y al Museu Valencià del Paper.
El acto central tendrá lugar en la Casa de Cultura, a las 20 horas, con la presencia de la arquitecta y doctora en Geografía, Ágata Marquiegui; la secretaria general de ICOMOS, Carmen Pérez; el catedrático de Historia y secretario del Instituto Universitario del Agua de la UA, Joaquín Melgarejo; el profesor de Ecología de la misma Universidad, Carlos Martín; y el director del parque natural de la Sierra de Mariola, Raúl Jordá.

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Hoy aparece en El País, edición Comunitat Valenciana, este interesante reportaje que reproducimos a continuación:

La Universidad de Alicante cataloga 1.200 monumentos de la cultura del ahorro del agua y pide su protección por la Unesco

La escasez de agua ha agudizado el ingenio y la técnica para su máximo aprovechamiento desde tiempos remotos en las comarcas de Alicante, que atesora más de 1.200 monumentos hidráulicos: presas, azudes, norias, aljibes, acequias o embalses.

Ahora la arquitecta y doctora en geografía Ágata Marquiegui, bajo la tutela del geógrafo Antonio Gil Olcina, ex rector de la Universidad de Alicante, ha catalogado, por primera vez y tras ocho años de trabajo, todo este patrimonio. «Son unas catedrales hidráulicas y me extraña que no sean declaradas Patrimonio de la Humanidad», confesó Gil Olcina durante la presentación de estos dos volúmenes que recogen detallada información de estas construcciones «únicas y excepcionales». Para Olcina el conjunto de la presa de Tibi, construida en 1593 y en servicio en la actualidad, y los embalses de Elche y de Relleu, del siglo XVII y XVIII, «no tienen parangón a nivel mundial». Son obras de ingeniería singulares que «difícilmente podemos proteger si no las conocemos», agregó Marquiegui, quien con el inventario El patrimonio hidráulico de la provincia de Alicante. Catálogo ilustrado de mil doscientas obras y actuaciones, pretender poner a disposición de los Ayuntamientos «un instrumento útil para valorarlas y evitar su derribo».

El estudio divide Alicante en ocho sectores, en función de las cuencas hidrográficas, y establece cinco categorías de monumentos. Los yacimientos arqueológicos con estructuras hidráulicas, como aljibes en los castillos, termas, cisternas o balsas. Luego los relacionados con el riego o la obtención de agua: azudes, norias, cenias, acueductos o acequias. Un tercer grupo heterogéneo referente a las explotaciones: arrozales, salinas, almadrabas o las obras de desecación de marjales. Las obras de abastecimiento urbano: lavaderos, pozos, termas, baños, pozos de nieve o fuentes urbanas. Y por último las fábricas hidráulicas: molinos, como el molino del Salt de Benilloba, batanes, fábricas textiles o molinos de papel. «Queremos que el patrimonio hidráulico sea conocido y forme parte de la oferta turística y cultural, es una nueva manera de leer el territorio», dijo la autora de estos dos libros, que publica la fundación Agua y Progreso. El consejero, Juan Cotino, anunció que la Generalitat iniciará los trámites para proponer a la Unesco que una selección de estos monumentos sean declarados Patrimonio de la Humanidad. «En el siglo II d. C. ya había instrumentos para usar mejor el agua», dijo Cotino. Y como recordó Olcina, ya en 1933 el ingeniero Manuel Lorenzo Pardo, mentor del trasvase Tajo-Segura, definía Alicante «de usos antiguos, prácticas sabias y con mayor experiencia hídrica».

Molí del Salt de Benilloba (Imagen cedida por la fundación Agua y Progreso)

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Hoy nos hacemos eco de un excelente artículo de opinión aparecido ayer en el periódico Mediterráneo de Castellón firmado por Wenceslao Rambla, catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Universitat Jaume I de Castellón. Suscribimos plenamente lo dicho en este texto.

Estos días se ha levantado en Castellón cierta polémica ante la posible demolición de las dos chimeneas de la Central Térmica sita en el Serrallo del Grao, lo que acarrearía una pérdida de elementos adscribibles a lo que se denomina patrimonio industrial.

En nuestra ciudad y otras cercanas se han ido eliminando, desde hace años, instalaciones y elementos obsoletos o inactuales (almacenes naranjeros, casones, depósitos de agua…) en aras de la lógica modernización y desarrollo, siendo así que este en absoluto queda reñido con la preservación de construcciones, maquinaria e ingenios mecánicos (gasómetros, telares, locomotoras…) de un tipo de valor histórico-patrimonial indiscutible. Por supuesto que Castellón y su provincia disponen de un rico legado de índole artística, pictórica y arquitectónica, religiosa y civil. Sin embargo es escaso en lo relativo al industrial. Por eso llama la atención que lo poco que se tiene en ese ámbito no se proteja lo suficiente, no se ponga en valor (no en valor económico, sino cultural. Algo que, por cierto, se convierte a la postre, bien gestionado, en ganancias). Así, se me ocurre traer a colación la fábrica textil Dávalos; obra que ocupa una manzana entera articulando tres naves encadenadas que dan lugar al shed típico del paisaje industrial.

Ejemplo, este edificio de Josep Gimeno Almela, de la poquísima arquitectura industrial que posee nuestra ciudad y que, aun cumpliendo ahora 100 años, está muy bien conservado. De ahí que me parezca poco afortunada la idea –como apunté en su día– de dedicarla a un espacio de esparcimiento juvenil o cosa similar en vez de aprovechar este edificio singular para hacer un museo de la ciencia o del diseño industrial; o sea, algo acorde con su propia historia. Contaríamos así con una instalación de la que carece nuestra Comunitat Valenciana: algo vivo que serviría para poner más a Castellón en el mapa de lo cultural y ofertarlo como potenciador del turismo cultural. Es absurdo, pues, no rentabilizar potentes referentes como este para otros usos o menesteres espúreos. Algo que ni se habría pensado hacer en países avanzados como Gran Bretaña, Suecia, Holanda o Alemania.

De modo que, en esta línea de reflexión, es por lo que las antiguas chimeneas de la térmica del Serrallo deben conservarse y lograr su catalogación como Bien de Interés Cultural. No en vano constituyen un ejemplo de un segmento espacio temporal de la reciente historia de Castellón.

Conviene recordar que la cultura material se entronca con la conceptual, pues no en vano los productos o servicios que generó vienen a ser la objetivación del espíritu como diría Hegel, el Zeitgeist o espíritu de una época. Y creo que nadie puede renegar de la memoria histórica, se trate de personas cosas o instalaciones. En este sentido por tanto, y sin entrar en banderías políticas de uno y otro signo, la arquitectura industrial –como sostienen expertos internacionales y sobre todo la historiografía contemporánea– constituye la arquitectura del siglo XX y como tal debe protegerse. Unos altos hornos son los campanarios del hoy, una fábrica figura la catedral del siglo XX…, al igual que los modeladores informáticos en 3D vendrían a ser la perspectiva científica del Renacimiento puesta al día: la nueva representación y modelización del futuro que ya es presente.

Y así, aunque ya estemos inmersos –por no decir navegando– en la era de las NTICs, somos hijos de la Revolución y Sociedad industriales: las máquinas de vapor, las centrales hidroeléctricas y las térmicas, como las atómicas (que seguramente antes de un siglo serán cosa del pasado), etcétera… han hecho posible, mejor o peor, para bien o para mal, nuestro nivel de vida actual. No en vano, como nos recuerda Deyan Sudjic, director del Design Museum de Londres, no ha cesado ni un momento la reivindicación de la ingeniería como el verdadero arte del mundo moderno.

La cultura en serio: con k de Kultur, con k de Kunst, con k de GesamtKunstwerk no solo implica saber literatura, pintura o filosofía, sino también conocer el nivel tecnológico alcanzado en un período de nuestro devenir. La cultura comprende todo lo que, cultivado por el ser humano, ha llevado a hombres y mujeres al estadio evolutivo en que nos hallamos, con sus luces y sombras, pero como incuestionable hecho empírico. ¿Vamos a ignorar todo esto? ¿Vamos a despreciar unas cosas sí y otras no de esos objetos resultados de la innovación y creación humanas a lo largo de la historia? No parece de recibo. Así pues, proteger y restaurar una catedral, sí. Admirar y conservar una colección de cuadros también…, pero proteger un alto horno, un telar, un molino, un puente ferroviario del XIX, una fábrica, un pithead… también.

En definitiva, entendamos de una vez por todas la cultura en sentido amplio: como devenir antropológico y técnico, pues no en vano la ciencia y la tecnología son cultura, al igual que las humanidades deben considerarse ciencias y no pasatiempos. Y así, obremos en consecuencia.

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Y es que el Bloc Nacionalista Valencià, a través de su portavoz en el Ayuntamiento de Castellón, Enric Nomdedéu, ha realizado unas declaraciones sobre el equipo de gobierno que ha autorizado la demolición de las dos torres, citando a la AVAI como asociación que se opone a la misma, cosa que le agradecemos al señor Nomdedéu. Se pueden ver en este enlace:  http://www.bloccastello.net/

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Vista panorámica de las dos chimeneas que se pretende derribar (Foto: http://www.parapente.net)

Nuevas alarmas se han encendido en nuestra asociación ante el posible derribo de dos chimeneas ubicadas en el polígono del Serrallo del Grao de Castellón. Pertenecientes a la antigua central térmica de fuel-oil, entraron en funcionamiento entre 1972 y 1973. Presentan una altura de 150 metros y 9 de diámetro y su estructura es de acero y hormigón. La planta, pionera en España en ese momento, tenía capacidad para producir 540 megawatios de potencia y actualmente su titularidad corresponde a la empresa Iberdrola. Con el tiempo, ambas torres han pasado a formar parte del skyline o paisaje del Grao de Castellón, llegando a representar un sello de identidad para todos aquellos que viven en dicho barrio marinero e incluso una referencia para la navegación de la zona.

El 3 de marzo de 2008 apareció en el periódico Mediterráneo de Castellón una nota dando cuenta de la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia de la retirada de las chimeneas. El motivo parecía ser la modernización de las instalaciones de Iberdrola, sin embargo, no fue hasta el 4 de mayo del presente año cuando la comisión de urbanismo del Ayuntamiento de Castellón decidió conceder la licencia de derribo a la eléctrica, debiéndose ejecutar dichas obras de desmantelamiento a lo largo de 2010. A finales de este año la planta térmica debería haber desaparecido del paisaje de la ciudad, de hecho una de las calderas está ya desmontada. En cuanto a las chimeneas, en un primer momento se decidió conservarlas como icono reconocible de la ciudad, si bien pronto se desestimó la propuesta por parte de la Concejalía de Urbanismo del consistorio castellonense ante «el elevado nivel de deterioro que presentaban ambas estructuras». Al parecer, era mucho más barata su destrucción que su conservación (!!!!).

Ayer, 16 de septiembre, y ante el inminente derribo de estas estructuras, el grupo político Bloc Nacionalista Valencià, a través de su portavoz en el Ayuntamiento de Castellón, Enric Nomdedéu, mostró su interés en que las torres permanezcan. Además, la Dirección General de Patrimonio de la Conselleria de Cultura confirmó haber recibido una carta del Colegio de Ingenieros Industriales de Castellón en la que se solicitaba que las chimeneas sean declaradas Bien de Interés Cultural, consiguiendo que dicho departamento esté realizando informes para valorar dicho inmueble y decidir en su caso el nivel de protección que se le otorgaría al mismo. Reproducimos a continuación una entrevista que le hizo ayer la cadena SER al presidente del Colegio de Ingenieros de Castellón, Javier Rodríguez Zunzarren (programa Hora 14), en la que hace una encendida defensa de dichos elementos desde el punto de vista del patrimonio industrial. Más voces así serían necesarias en tiempos en que se valora muy poco nuestro patrimonio y parece que existe un fuerte empeño por parte de algunos en negar un trozo de nuestra historia reciente a las generaciones venideras. Desde nuestra asociación esperamos  que esta destrucción no se lleve a cabo y podamos seguir disfrutando de un paisaje reconocible que ha contribuido a forjar nuestras señas de identidad.

Entrevista de la cadena SER con Javier Rodríguez Zunzarren (entre los minutos 02:48 y 05:07)

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