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Levante-EMV, 22/01/2012:

Un proyecto financiado por la ministra de Cultura saliente edita mil barajas y recortables para difundir entre los niños el patrimonio amenazado por el plan municipal el barrio de pescadores.

RAFEL MONTANER
VALENCIA
 Un juego de recortables en papel de algunas de las fachadas más singulares del Cabanyal, que los niños pueden reinventar a partir de la estructura de bloques o manzanas de casas que conforman la trama urbana de este barrio marinero, y una baraja de cartas con imágenes de los edificios más emblemáticos del antiguo enclave de pescadores. Estas son las bazas con las que «Cabanyal Archivo Vivo» quiere difundir entre los escolares de 6 a 12 años el patrimonio arquitectónico y cultural amenazado por la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar que impulsa el Ayuntamiento de Valencia.

Este proyecto pedagógico para llevar a las aulas la resistencia ciudadana contra los planes urbanísticos municipales no está exento de polémica al estar sufragado por el anterior Ministerio de Cultura socialista en una de las últimas decisiones de la ministra Ángeles González-Sinde antes del traspaso de poderes. Cabe recordar que González-Sinde, al firmar en noviembre de 2009 la orden que declaraba expolio el plan del Cabanyal y paralizaba los derribos protagonizó una batalla política y judicial con el consistorio del Cap i Casal y la Generalitat que aún se dirime en el Tribunal Constitucional.

Así pues, «Cabanyal Archivo Vivo», el proyecto creado por la asociación cultural La Esfera Azul con el patrocinio del Ministerio de Cultura de la pasada legislatura, a través de su iniciativa «Aprendiendo del Cabanyal» acaba de editar un millar de lotes de la baraja y los recortables que ofrece de forma gratuita a colegios, profesores y Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (AMPA). «Queremos que los niños conozcan el patrimonio de la ciudad en la que viven, de ahí nuestra intención de ponerlo a dispoción no sólo de las escuelas del barrio, sino también a las del resto de Valencia y de fuera de ella», apunta Bia Santos, coordinadora del proyecto junto a Emilio Martínez.

Lotes para colegios
La doctora en Bellas Artes Silvia Molinero Domingo, la creadora de la baraja y el recortable del Cabanyal junto al estudio de arquitectura Mixuro, explica que todo este proyecto está a dispoción de aquellos que tengan interés en desarrollar los juegos dentro del aula. «Se ha preparado una bolsa por aula, que contiene siete hojas de las tres láminas del recortable —la base, el rectángulo de la manzana y las fachadas—, dos barajas y dos cajas para guardar las cartas», apunta.

«La propuesta es que en grupos de cuatro alumnos se pueda jugar, mientras se descubre el patrimonio del Cabanyal, pues sólo se ama aquello que se conoce», destaca Molinero.

Los lotes se pueden solicitar por correo electrónico (archivocabanyal@gmail.com) y se repartirán, añade, «hasta agotar existencias». En previsión de que la tirada se quede corta, «también se ha adaptado a tamaño A4, para el que lo desee, esté donde esté, pueda descargarlo de internet (www.cabanyalarchivovivo.es) imprimírselo y hacerlo en casa».

Cada partida de la Baraja del Cabanyal, prosigue Molinero, «representa una manera de aprender las características que definen las viviendas de este singular barrio». El objetivo de esta propuesta lúdica y educativ es, recalca, «pasar un buen rato fomentando el interés histórico de las casas del Cabanyal a la vez que se dan algunos datos de las principales construcciones, como por ejemplo el año de edificación, número de alturas, sus metros cuadrados o la distancia a la que se encuentran del mar».

La baraja consta de 32 cartas y la partida la gana quien consigue el mayor número de ellas. Para jugar hay que distribuirlas todas entre los jugadores, que las deben colorar en un montón boca abajo. El jugador que tiene la mano observará las características de su vivienda, escogiendo aquella que crea más oportuna y la dirá en voz alta. Quien tenga el valor mayor entre superficie construida o número de plantas, y el menor de año de construcción o distancia al mar, escogido por el «mano», será el ganador y cogerá las cartas de esa baza . El ganador será «mano» en la siguiente jugada.

La lonja, el as de la baraja
Molinero subraya como «muy sorprendente» el ver cómo muchos de los niños que ya están jugando con esta baraja «reconocen el teatro La Estrella y se alegran cuando les toca esa carta» y también «como, tras pocas partidas, saben que ganarán la baza cuando tengan la carta número 10 que corresponde a la vieja lonja de pescadores de la calle Eugenia Viñes, el edificio más antiguo del barrio ya que fue construido en1909».

El Recortable del Cabanyal, que retoma un proyecto de 2001 de Silvia y su hermano Javier, arquitecto de Mixuro, consta de tres láminas A3. El objetivo es invitar al alumnado a construir un modelo de manzana de casas típica de este enclave. Entre las sorpresas de la fase de pruebas está el ver como algunos niños, especialmente los más pequeños, pegan una fachada encima de la otra (foto de la derecha) reinventando un barrio de casas más altas con sabor a Cabanyal.

Molinero, concluye que el barrio «ofrece numerosas características singulares que a veces, por el mero hecho de tenerlas cerca, pasan desapercibidas». «Lo que hemos querido es, a través de la mirada curiosa de los niños, conocer y aprender del Cabanyal».

Esta manera de volver a mirar el Cabanyal para el que ya lo conoce o de conocerlo para el todavía no lo ha visitado, ha traspasado las fronteras valencianas, pues según avanza su creadora, un equipo de urbanistas se ha interesado por el proyecto para adaptarlo al barrio madrileño de Chamberí. «Entienden que es un ejemplo de hacer urbanismo desde las aulas y una forma interesante de acercar a los niños el barrio en el que viven».

Trabajo en el aula reinventando un barrio con tijeras y pegamentoTrabajo en el aula reinventando un barrio con tijeras y pegamento S. Molinero/Mixuro

http://www.levante-emv.com/valencia/2012/01/22/resistencia-cabanyal-recortable/874650.html

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El Supremo ratifica la paralización del plan del Cabanyal

El TS ha desestimado la petición del Ayuntamiento de seguir adelante con los derribos en el barrio

El Ministerio de Cultura dictó una orden el 29 de diciembre de 2009 declarando que la citada actuación urbanística, que prevé el derribo de viviendas para prolongar la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar, constituía un acto de «expoliación» del patrimonio histórico, por lo que decretó su cancelación «inmediata».

El Ayuntamiento de Valencia interpuso un recurso contencioso-administrativo contra la misma ante la Audiencia Nacional en el que pedía, como primera medida, su suspensión cautelar.

La Audiencia rechazó esta petición provisional -a falta de pronunciarse sobre el fondo de la cuestión-, y el Gobierno local lo recurrió ante el Supremo, que ha ratificado su decisión.

Al igual que dictaminó la Audiencia Nacional, el Supremo mantiene que la orden es un acto de «carácter negativo» que obliga al Gobierno local a suspender el plan, y también cree que «no concurren los requisitos» para anularla.

Además, señala que el «interés general» en este asunto reside en la «conservación del interés cultural», y eso requiere que se mantenga la orden.

La sentencia impide al Ayuntamiento de Valencia reanudar las demoliciones de viviendas proyectadas por el plan e impone las costas de este recurso al consistorio, según precisa un comunicado del Ministerio.

La orden del Ministerio se basó en una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y en otra del Supremo que ratificaron la competencia del Estado en la protección del Patrimonio Histórico.

Entre otros puntos, esta orden declaraba la suspensión inmediata del plan hasta que el Ayuntamiento lo reformara para garantizar la protección de los bienes histórico-artísticos afectados.

También requería a la Generalitat para que suspendiera todas las actuaciones administrativas relacionadas con esta actuación urbanística.

El pasado mes de enero, el Ayuntamiento de Valencia y el Gobierno autonómico presentaron una querella ante el Tribunal Supremo contra la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, al entender que cometió prevaricación con esta orden.

http://www.levante-emv.com/valencia/2011/07/08/supremo-ratifica-paralizacion-plan-cabanyal/822800.html

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Interesante noticia que publica hoy Levante-EMV:

El cronista Joaquim Díez recorre el patrimonio marítimo de Valencia por el Grau, el Cabanyal y la Malva-rosa ante el «grave desinterés» de sus instituciones por protegerlo. Denuncia el derribo de muchos de ellos y recupera con fotografías los edificios más emblemáticos de la ciudad.

La Escalera Real y el Edificio del Reloj a principios de siglo. Levante-EMV

Con la intención de dejarlos guardados en la memoria y ante la preocupación de que desaparezcan por los derribos que «todos los días de producen», Joaquim Diez, cronista oficial del Reino de Valencia, recoge en un libro que acaba de salir a la venta los edificios singulares del Grau, la Malva-rosa y el Cabanyal para que «no se olvide el patrimonio marítimo valenciano».
Diez lamenta que algunos de ellos hayan desaparecido y denuncia el «desinterés» de las instituciones valencianas por protegerlos. El recorrido parte de el Grau y su primera parada son las Atarazanas. Según relata, fue el 27 de agosto de 1338 cuando el Consejo de la Ciudad acordó la construcción de una Atarazana a la orilla del mar para guardar en ella las velas, remos, jarcias y demás elementos con el fin de no tener que alquilar otra ya que la ciudad no tenía ninguna en propiedad, «así, nacía uno de los edificios más emblemáticos de los Poblats Marítims de Valencia», recoge. De ahí, a la Aduana, al Baluarte —una poderosa fortificación que contenía cañones de largo alcance— , a la estación del Grau, al Gran Hotel del Puerto, el Mercat y al bellísimo Edificio del Reloj, entre muchos otros. Este edificio plateresco es, sin duda, el símbolo más reconocible del puerto de Valencia.

Sin subvención por dos capítulos
El Ayuntamiento de Valencia iba, en un principio, a subvencionar la publicación de este libro. Así, al menos, lo hicieron saber al conocer de su elaboración. Sin embargo, al detallar su contenido, mostraron sus discrepancias con la publicación de dos capítulos: La Lonja del pescado y el Horno de la Estrella. El autor, según afirma, mostró su negativa a eliminarlos, ya que, según reconoce, «son de gran valor histórico y muy representativos del patrimonio marítimo valenciano». Para el cronista, el motivo del rechazo era obvio, uno ya está derribado y en la Lonja, el ayuntamiento estudia el modo de trasladarla. Sin embargo, ante la falta de acuerdo por ambas partes, el ayuntamiento no prestó ayuda económica a este histórico documento, en su lugar, lo han hecho la Diputación y la Universidad Politécnica. M. p. VALENCIA

Un poblado de barracas
Desde sus orígenes, el Cabanyal-Canyamelar fue un poblado de barracas, que dice Diez. A medida que el pueblo creció, las barracas, con su fragilidad ante las llamas, se convirtieron en una vivienda peligrosa y hubo diversas ordenanzas que prohibieron su reconstrucción. A pesar de ello, en los años 60 aún pervivía alguna en la calle llamada de la Barraca. En el 1900, las barracas desaparecieron y el modernismo con su impronta marcó este barrio valenciano. El paseo por el Cabanyal arranca haciendo historia de las barracas y la trascendencia de la Séquia d´En Gasch, que dividía el Cabanyal y se convirtió durante décadas en un punto de referencia por su utilidad. Las aguas que llegaban al mar después de regar la huerta valenciana eran muy útiles para los vecinos de este barrio. Y de allí, al Horno de la Estrella, edificación ya derribada que databa del s.XIX, muy popular en el barrio en gran medida por su magnífico emplazamiento junto al antiguo mercado. En una de las viviendas de este edificio residió la familia de los Dutrús, uno de sus miembros muy famoso en aquella época por dedicarse al toreo cómico. De allí, repasa la historia del Ajuntament Poble Nou de la Mar, la Gallera —donde se organizaban peleas de gallos—, el teatro de la Marina, desaparecido, y el Horno de San Vicent del que explica Díez que sigue siendo el más antiguo de los que se encuentran en funcionamiento. lleva 135 años haciendo pan bajo la advocación de Sant Vicent Ferrer. En él, entre muchos otros productos, «hay que probar las rosquilletas —cuenta el cronista— son las mejores que conozco», afirma. En el libro se recogen las coloridas edificaciones modernistas que pueblan las calles del Cabanyal y llega a la playa y sus edificios históricos.
La popular playa de Las Arenas, con su famoso balneario y sus lujosos chalés burgueses ocupan las primeras páginas dedicadas a la Malva-rosa. La finca del Gas, la Ermita del Padre Mariana, el Casinet y finalmente, la Lonja. Está situada, aún, en la calle Eugènia Vinyes y está hecha de ladrillo árabe y es una muestra de la intensa actividad pesquera de la época. mención especial también tiene el antiguo matadero hoy reconvertido en centro de salud y el monumento a Sorolla que ya no mira al mar, sino a la Copa del América.

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Hoy el diario Levante-EMV vuelve a dar cuenta de la inacabable lucha de los vecinos del Cabanyal ante la opción del gobierno municipal de derribar gran parte del barrio y partirlo en dos para prolongar la avenida de Blasco Ibáñez. En esta ocasión, se pregunta la opinión a los vecinos de la lonja de pescadores ante las últimas declaraciones del concejal Alfonso Grau que anunciaban el traslado del edificio a un solar situado a 100 metros de su actual ubicación. Desde esta asociación consideramos que semejantes propuestas rayan el absurdo.

Los vecinos piden a los políticos que dejen de alarmarlos con sus noticias y les permitan vivir tranquilos Los mayores quieren seguir allí lo que les quede de vida y los jóvenes apuestan por recuperar y fomentar el sentimiento de barrio

No hace falta indagar mucho para saber qué piensan los vecinos de la antigua lonja de pescadores de la prolongación de Blasco Ibáñez. Casi todos su balcones lucen carteles de Salvem el Cabanyal. A pesar de ello, cada noticia los pone en alerta, esta vez las declaraciones del portavoz del Gobierno Municipal, Alfonso Grau, anunciando el traslado del edificio a unos solares cercanos. Su respuesta sigue siendo la resistencia, aunque esta vez con un añadido y es que los políticos dejen de marear y tomen una decisión definitiva que les permita vivir con tranquilidad.
Cayetano suma 87 años y lleva 54 viviendo allí con su mujer, Amparo. Puede decirse que como socios de la Marina Auxiliante, propietaria de la casa, ellos también son propietarios. De niño, con 7 años, ya venía a ver a los pescadores, y a los 12 se hizo por primera vez a la mar. En todo este tiempo, dice, no ha vivido una situación parecida.
Cuando ha necesitado alguna reparación la han hecho ellos. Nadie se ha preocupado por el edificio. «Sólo se han acordado para tirarlo» y a eso no están dispuestos. Ellos quieren que se restaure y que lo dejen donde está, porque lo de cambiar de vivienda a su edad lo ven «negro». «Nosotros ya queremos vivir aquí lo que nos quede», dice. «Tendría que ser una cosa extrema, como si te pusieran una pistola en la cabeza, para que me vaya», apostilla Cayetano.

Todo por los votos
También sus vecinos Antonio y Victoria están dispuestos a quedarse. Aunque son del Cabanyal, ellos sólo llevan 5 años en su casa, propiedad de la familia, pero se fueron allí precisamente porque no quieren vivir en una finca, porque querían una tranquilidad, una forma de vida que ahora no están dispuestos a perder.
«Yo les diría a los políticos que sepan dónde se meten y que piensen en nosotros en vez de las votaciones», dice Antonio, quien, a sus 61 años y jubilado, cree que una hipoteca ahora es «impensable».
De todas formas, no sólo personas mayores viven en la lonja. Hace apenas dos meses una pareja de 28 y 25 años alquiló una de sus casas porque les «perece un pueblo dentro de la ciudad» y porque quieren fomentar el «sentimiento de barrio».
Aunque proceden de la Malva-rosa y Blasco Ibáñez, no quieren prolongación. Según dicen, «este barrio es especial en toda España, modernista y con unas construcciones muy particulares que no pueden romperse ahora». Muy al contrario, creen que «deberían dejar restaurar y no fomentar la degradación para luego dar una excusa a los derribos».
Con ellos estaba ayer David, de 28 años, que se dispone a mudarse a una casa de la familia con su novia. «Es mi herencia y no tienen por qué quitármela», dice. Es más, propone que los políticos dejen de dar noticias y los dejen vivir tranquilos.


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