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Posts Tagged ‘Silos San Blas’

Publicado en Información el 30/05/2011:

Varias decenas de personas se concentran ante el edificio, que puede ser demolido hoy, para dar un simbólico «último adiós» a la edificación

La presencia de la Policía Nacional disuadió ayer de entrar al silo de San Blas a quienes se habían concentrado ante él en protesta por su inminente derribo, que puede producirse hoy mismo. Al término del acto organizado para «despedir» al edificio, algunos de los asistentes mostraron su intención de acceder al interior, pero los vigilantes de la obra se lo impidieron y dieron aviso a la Policía. Al lugar acudieron varios agentes, que no llegaron a intervenir al optar los concentrados por no entrar al recinto para evitar cualquier tipo de incidente.
Varias decenas de personas -menos de un centenar- asistieron al «funeral» del silo de San Blas organizado por la asociación Alicante Vivo. A través de varios discursos, tanto el representante de este colectivo como de la Plataforma Comarcal de Movilidad (PCM), los vecinos de la zona, EU, UPyD y Compromís denunciaron la «destrucción del patrimonio» que supone este derribo y acusaron tanto al Ayuntamiento como a la Generalitat y al Ministerio de Fomento de no haber hecho nada para protegerlo. Al mismo tiempo, exigieron a estas administraciones que reconsideren «in extremis» la demolición y el edificio sea conservado.
Rubén Bodewig, de Alicante Vivo, calificó de «tropelía y asalto injustificado» el derribo del silo y aseguró que «sólo desplazando una vía en superficie 5 metros, se podría conservar un patrimonio de todos». A su juicio, Alicante padece un «mal endémico» porque «no valora lo que tiene», al tiempo que criticó el «secretismo» con el que se está llevando el proceso, puesto que «no dicen cuándo» se va a producir la demolición. Por ello, aunque animó a los asistentes a estar allí para «plantar cara delante de las excavadoras y decir que esto es nuestro», lamentó no saber si será hoy el derribo y a qué hora.

Críticas a la falta de información oficial
La mayoría de los intervinientes criticaron el silencio de las administraciones públicas sobre este proyecto, como el edil electo de EU Miguel Ángel Pavón, que denunció que la Conselleria de Cultura no ha respondido a la petición de suspensión cautelar del derribo. También el presidente de la comunidad de propietarios del complejo de edificios conocido como «La Colmena», Francisco López, aseguró que «nadie ha venido a explicarnos nada» de lo que se piensa hacer en la zona. Por su parte, la diputada electa de Compromís Mireia Mollà comparó el caso con el barrio valenciano de El Cabanyal, porque «han dejado que se degrade el silo». También cuestionó que la llegada del AVE justifique el derribo, al igual que el próximo portavoz municipal de UPyD, Fernando Llopis, que manifestó que la comodidad «no compensa» la pérdida del patrimonio. A. T.

Concentración ante el silo de San Blas en protesta por su derribo, que puede producirse hoy. DAVID COSTA

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Hoy, infausto día en que la piqueta ha alcanzado los silos de la harinera Magro, en Alacant, aparecen nuevas noticias al respecto. En ellas se da cuenta de la «bondad» de sus destructores al conservar algunos de los elementos que formaban parte del conjunto. Estas noticias se pueden leer en el diario Información:

 
También el diario Las Provincias se hace eco de la noticia:  
Las máquinas irrumpen en los silos
 
Desde nuestra asociación nos planteamos qué sentido tiene conservar ciertos elementos descontextualizados de su entorno original ¿Se reubicarán en otro lugar? En cuyo caso ¿cual? ¿Se podrá obtener una lectura correcta de dichos elementos alejados de su lugar de origen? Si teníamos el edificio ¿para qué demoler la estructura y conservar tan solo algunos elementos? ¿Bajo qué criterio se ha decidido conservar estos y no otros, quién toma estas decisiones? Entendemos que estas preguntas son de difícil respuesta para el que ha decidido el camino de la destrucción, el más lucrativo por los valores que parecen regir en la sociedad actual, pero también el que más habrán de lamentar las generaciones futuras y también la nuestra. Como decía Manuel Cerdà en su lúcido artículo, publicado en este blog y que podéis leer a continuación, asistiremos al entierro de unos bienes patrimoniales que murieron enfermos de desidia.

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Publicamos hoy un intenso artículo de opinión sobre el inminente derribo de los silos de San Blas, en Alacant, escrito por el historiador y arqueólogo industrial Manuel Cerdà, miembro asimismo de nuestra asociación.
 

Parece ser que en los próximos días los silos de las harineras Magro en San Blas, en Alacant, va a seguir el mismo destino que la inmensa mayoría de los bienes que forman parte del patrimonio industrial: la desaparición. Ni siquiera quedará convertido en un montón de cascotes, sino en un solar impoluto en el que ningún vestigio atestiguará que, una vez allí, hubo una importante fábrica cuyo espacio podría haberse salvado como testimonio del respeto a las anteriores generaciones de alicantinos y tal vez destinarse para otros usos. La fábrica de harinas de Salvador Magro formaba parte de un pequeño conjunto industrial que empezó a configurarse en el barrio de Benalúa durante la primera mitad del siglo XX. La fábrica original era de madera, pero durante la guerra civil se incendió y posteriormente, en 1951, se rehizo con cemento. De esta fecha datan los silos que el próximo lunes serán derribados.

Hoy, 27 de mayo, frente al mismo, se ha convocado “al acto de su funeral [a] aquellos que no quieran permanecer con los brazos cruzados ante su demolición”. La concentración de despedida tiene un valor simbólico, pues no impedirá que la piqueta acabe con él, pero no es poco. La mayoría de los bienes son destruidos sin que nadie organice velatorio alguno en su memoria.

En la argumentación para su derribo se dice que su conservación “obligaba a desviar las líneas ferroviarias para que no tocaran los depósitos harineros” y que ello encarecería notablemente el proyecto de llegada del AVE a la ciudad de Alicante, retasando además sine die su puesta en funcionamiento. Y de todos es sabido la perentoria necesidad de tal proyecto, pues al día siguiente Alacant dejará de tener paro, mejorará sus servicios y sus ciudadanos atarán los perros con longanizas. Nada ha de detener el ¿progreso?

Hace unos años, en mi pueblo, Muro, se desvió la autovía para respetar la ermita consagrada a san Antonio Abad, del siglo XVIII, resultado de la modificación de otra anterior, del siglo XIV, de la que apenas queda parte de su estructura. Ligeramente, pero se desvió. El edificio carece de interés arquitectónico y artístico, pero la ermita de Sant Antoni, como es conocida localmente, goza de una gran estima entre los mureros y tiene una gran carga simbólica. No tuvo el ayuntamiento, en cambio, empacho alguno a principios del presente siglo en desmontar toda la verja de sillares que rodeaba una fábrica de papel de 1919 y destinar estos a la construcción de una especie de castillo-palacio para las fiestas de Moros y Cristianos de la localidad, con el fin de que pareciese antiguo. La propuesta partió del propio arquitecto de la obra.

Ninguna protesta, ni siquiera crítica alguna, acompañó la decisión, lo que pone en evidencia el enorme desinterés social existente hacia los restos industriales. Socialmente éstos no se valoran apenas. La indiferencia hacia los restos industriales es algo común, la gente no siente el mismo respeto hacia unos bienes que le resultan demasiado cotidianos, que siempre han estado ahí y que, poco a poco, han ido perdiendo su función porque los procesos de producción han ido quedando obsoletos o porque los gustos de los consumidores han cambiado y la demanda es insuficiente para hacer viable su continuidad, unos bienes que han ido integrándose en un paisaje cada vez más urbanizado y que, de pronto, han adquirido un valor económico inusitado como solares.

La evidencia muestra que el patrimonio que goza de mayor protección es aquel que socialmente tiene mayor consideración. Si no, ¿cómo se explica que en Muro se desviara la autovía para preservar la ermita de Sant Antoni? Por intercesión del santo les aseguro que no fue, pero el pueblo sentía aquel espacio como algo suyo, lo apreciaba. Si algo no es apreciado difícilmente podrá salvarse. Un hijo, un familiar, un amigo que sufra una desgracia nos conmueve, pero todos los días desgracias peores suceden en el eufemísticamente llamado Tercer Mundo, pero no les suceden a los nuestros, y obviamente no podemos apreciarlos por igual.

El primer paso para conseguir que el patrimonio industrial sea valorado en su justa medida y, en consecuencia, protegido y conservado es, a nuestro juicio, el reconocimiento social de su significación e importancia. Como señala la Ley de Patrimonio Histórico Español (LPHE) en su Preámbulo, el valor del patrimonio “lo proporciona la estima que, como elemento de identidad cultural, merece a la sensibilidad de los ciudadanos. Porque los bienes que lo integran se han convertido en patrimoniales debido exclusivamente a la acción social que cumplen, directamente derivada del aprecio con que los mismos ciudadanos los han ido revalorizando”.

¿Cómo conseguir esa estima hacia el patrimonio industrial? La Administración es la responsable en materia de patrimonio, es quien lo gestiona, pero no es ella quien, de forma arbitraria, define qué es patrimonio, sino que las definiciones que aparecen al respecto tanto en la LPHE como en las demás leyes sobre patrimonio cultural, incluida la nuestra, se redactan en función de unos criterios ajenos a la propia Administración y que son el resultado de un largo proceso de investigación, reflexión y teorización sobre qué es patrimonio, que hay que conservar y cómo, de qué manera proteger y restaurar lo que se conserva, etc. ¿Puede alguien creer que el patrimonio arqueológico tendría la protección de que goza en el conjunto de la legislación sobre patrimonio si antes la arqueología no se hubiera desarrollado científicamente, se hubiera dotado de un adecuado aparato conceptual y desarrollado unas técnicas de trabajo precisas que han permitido, cada vez más y con más medios, obtener unos conocimientos sobre la vida en un pasado remoto?

El patrimonio industrial, en cambio, carece de esta base. A las universidades se la trae al pairo y a sus profesores aún más. Las cosas están bien como están, no hay que tocarlas. Ya hemos delimitado nuestras competencias: para los arqueólogos el estudio de las sociedades hasta la Edad Media, para los historiadores de aquí en adelante. No mareemos la perdiz, que a estas alturas empezar uno a reciclarse da mucha pereza. Para los primeros las fuentes de conocimiento arqueológicas, para los segundos las escritas. Los restos materiales, pues, de las épocas moderna y contemporánea para quien las quiera. Para los historiadores del arte, por ejemplo, o de la arquitectura. Y, así, si un edificio carece de interés arquitectónico o artístico, pues ¿para qué lo queremos? ¿Qué más da la historia depositada en él? No tiene importancia. Lo dicen los propios historiadores, con su práctica.

Falto, pues, del más mínimo respeto desde las instancias académicas y sin consideración social alguna, la pervivencia de los testimonios industriales de nuestro pasado más próximo es más bien una quimera. Existe ciertamente un buen grado de conciencia entre diversos profesionales o ciudadanos que, por las razones que sean, entienden que el pasado es algo más que los historiadores nos cuentan. Pero en absoluto hay una conciencia colectiva. Ese es el drama.

Así las cosas, cuando llega el momento ─como es el caso que nos ocupa─ de asistir a la desaparición física de lo que algunos consideramos un bien relevante de ese pasado industrial somos lógicamente incapaces de conseguir una movilización lo suficientemente amplia que haga retractarse a las lumbreras que tan claro tienen nuestro futuro. Entonces los políticos se posicionan. Pero, no nos engañemos, todas las formaciones políticas del ámbito parlamentario valenciano carecen de programa para el patrimonio industrial. Eso no da votos. Así, mientras Esquerra Unida en Alacant exige la paralización de la orden de derribo, fruto de un «vergonzoso acuerdo» entre el Consistorio y el Ministerio de Fomento, y pide su protección, la misma formación en Alcoi no ha hecho nada por impedir la ruina completa del que sin duda era uno de los patrimonios industriales más ricos de España. Nada.

Mientras el patrimonio industrial no sea valorado con unos criterios bien definidos y no se reduzca el término a las producciones fabriles o arquitectónicas más relevantes desde el punto de vista estético, admitiéndose al mismo tiempo que todos los restos materiales de la sociedad industrial-capitalista ciertamente no tienen por qué conservarse pero sí estudiarse, difícilmente se podrá preservar de una manera adecuada bienes que sean representativos de toda la cultura material del período. Es una tarea en la que necesariamente hay que implicar a muchas más instancias ─las académicas especialmente─, en la definición de qué es patrimonio industrial, qué hay que hacer con él, qué preservar y qué no. Han de adoptarse criterios uniformes para poder plantear una política clara a la Administración sobre él. Mientras, si no, tendremos que contentarnos con organizar más funerales en vez de celebrar fiestas por la recuperación de los bienes enfermos de desidia.

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Noticia de Las Provincias del 26/05/2011:

Colectivos culturales y políticos reclaman la conservación de esta construcción que forma parte de la arqueología industrial de la ciudad

La comisión técnica del soterramiento considera que conservarlos obligaría a paralizar las obras del AVE

Silos de las Harineras Magro, situados en suelo del soterramiento, que serán derribados. :: DANI MADRIGAL

La decisión está tomada: los silos de las harineras Magro en San Blas serán derribados partir del lunes. Tres días después de las elecciones del 22-M, fecha que se estableció como referencia para adoptar una decisión respecto a la conservación o no de esta construcción, la comisión técnica de seguimiento de las obras del soterramiento, integrada por el gerente de Urbanismo el director general de Transportes, Enrique Sanus y Vicente Dómine, junto con los técnicos de las obras, de Adif y Avan, estimaron ayer que la conservación de los silos supondría la paralización de esta actuación y el retraso en la llegada del AVE a Alicante.
Sanus indicó que la comisión técnica de Avant estudió ayer la viabilidad de la conservación de los silos, pero que dado el estado de esta construcción había que redactar un proyecto de consolidación y adecuación a las normativas sísmicas actuales, para el que actualmente no hay consignación presupuestaria.
Además, señaló que este proyecto de conservación supondría la expropiación de los terrenos del entorno de los silos, y abrir un plazo para licitar las obras y buscar la financiación necesaria para llevarlo a cabo. Una media que conllevaría la modificación del proyecto del soterramiento y la paralización ‘sine die’ de las obras del soterramiento, lo que repercutirá en un considerable retraso del soterramiento y de la llegada del AVE a la ciudad.
Por todo ello, la comisión de seguimiento ha decidido que, dado el alto coste económico de la conservación de los silos de San Blas, y la repercusión negativa que tendría en el desarrollo del soterramiento, que se derriben tal como estaba previsto inicialmente.
Esta decisión echa por tierra las esperanzas puestas por los colectivos ciudadanos y conservacionistas que reclaman el mantenimiento de estos silos como un legado del pasado industrial de la ciudad. Rubén Bodewig, miembro de la asociación cultural Alicante Vivo mostró ayer su rechazo a esta medida que calificó de «tragedia urbana» y aseguró que con ello se pierde la oportunidad de conservar esta construcción.
Por ello, culpó a Adif de no respetar el patrimonio de la ciudad y al Ayuntamiento de no haber sabido defender ante el Ministerio de Fomento el mantenimiento de los silos, y refirió que «dentro de veinte años se verá como se ha cometido un verdadero error». Miguel Ángel Pavón, edil electo de Esquerra Unida también criticó esta medida y recordó que han pedido la intervención de la Conselleria de Cultura para que defienda la conservación de los silos que inicialmente el Ayuntamiento los catalogó como protegibles.
También Tomàs Mestre, miembro de la formación política Compromís, instó al Ayuntamiento y la Generalitat a salvar los silos y que se destinen como sede en Alicante del IVAM.

LAS REACCIONES

RUBÉN BODEWIGASOCIACIÓN ALICANTE VIVO
« Es una tragedia urbana pues se pierde un legado importante del pasado industrial de la ciudad»
TOMÀS MESTRECOMPROMÍS
«El Ayuntamiento debe defender los silos y destinarlos como sede en Alicante del IVAM»
MIGUEL ÁNGEL PAVÓNESQUERRA UNIDA
«Cultura debe intervenir e impedir el derribo de los silos porque son elementos protegibles»
También se puede consultar esta misma noticia en el diario Información.

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