Hoy, infausto día en que la piqueta ha alcanzado los silos de la harinera Magro, en Alacant, aparecen nuevas noticias al respecto. En ellas se da cuenta de la «bondad» de sus destructores al conservar algunos de los elementos que formaban parte del conjunto. Estas noticias se pueden leer en el diario Información:
El Ayuntamiento rescata piezas de los silos antes de su derribo
EU exige al Consell que pare las obras
El transformador se queda en su sitio
Instrumentos para elevar el grano
También el diario Las Provincias se hace eco de la noticia:
Las máquinas irrumpen en los silos
Desde nuestra asociación nos planteamos qué sentido tiene conservar ciertos elementos descontextualizados de su entorno original ¿Se reubicarán en otro lugar? En cuyo caso ¿cual? ¿Se podrá obtener una lectura correcta de dichos elementos alejados de su lugar de origen? Si teníamos el edificio ¿para qué demoler la estructura y conservar tan solo algunos elementos? ¿Bajo qué criterio se ha decidido conservar estos y no otros, quién toma estas decisiones? Entendemos que estas preguntas son de difícil respuesta para el que ha decidido el camino de la destrucción, el más lucrativo por los valores que parecen regir en la sociedad actual, pero también el que más habrán de lamentar las generaciones futuras y también la nuestra. Como decía Manuel Cerdà en su lúcido artículo, publicado en este blog y que podéis leer a continuación, asistiremos al entierro de unos bienes patrimoniales que murieron enfermos de desidia.
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