La desvergüenza del Ayuntamiento de Valencia no parece tener fin. Desde nuestra asociación pensamos que la época actual pasará a la historia como la más irrespetuosa y destructora del patrimonio histórico de todos los valencianos en nombre de la especulación y de unos cuantos que, como ya dijeron hace mucho, estaban en política para forrarse. Más claro el agua.
Hoy aparece en el diario Levante-EMV la denuncia de la asociación Cercle Obert según la cual parece que en los terrenos de la antigua fábrica de bombas hidráulicas Gens se van a edificar… adosados (!!!!!!!). Previo derribo del conjunto fabril, claro está.
Este hecho, sin sentido ni razón de ser, es el último de una serie de continuos atentados contra nuestra historia, contra el legado de nuestros antepasados y contra aquello que deberíamos estar orgullosos de que nuestros descendientes puedan conocer. ¿Chalets adosados de lujo? ¿estaremos orgullosos de haber destruido un pedazo de nuestra vida para que cuatro pijos presuman de vivir en un chalet en plena ciudad? ¿es ése el futuro que queremos? No, si con la Fórmula 1 y la ópera, sueldos estratosféricos incluidos de sus directivos, ya tenemos bastante… pero ¿es que alguien recordará eso dentro de 50 o 100 años? Los eventos pasan, nuestro legado patrimonial queda y eso es lo que deberíamos proteger y luchar por mantener. Seguiremos con el tema, porque esto no ha terminado.
Pues así es. Tanto Mari Llanos como Manolo, tenéis toda la razón, pero aquí parece que no se trata de razones o de sentimientos, sino de bolsillo.
Cada lugar, cada ciudad se conforma por cada elemento creado por el hombre, de acuerdo con la Naturaleza del espacio donde se ha ubicado, y de acuerdo con el carácter de sus gentes. Si eliminamos cada uno de los elementos que conformaron cada ciudad, ¿qué nos queda? Perdemos nuestra identidad y en la identidad reside nuestra huella, nuestro origen, así como la belleza de la diversidad y la riqueza histórica y cultural.
«Allí donde el mundo real se cambia en simples imágenes, las simples imágenes se convierten en seres reales y en las motivaciones eficientes de un comportamiento hipnótico», dijo acertadamente Guy Debord en «La sociedad del espectáculo». Y no conocía Valencia, ni podía adivinar que el carácter «muelle» de los valencianos, como lo definía Felipe V, llegaría a las cotas más altas de menfotismo y convertiría en proféticas sus palabras. No te extrañe lo de Gens. La gente prefiere los adosados a la permanencia de unos incómodos restos que igual, un día, nos puedan ayudar a despertar y darnos cuenta que el tren que hemos tomado avanza a ritmo vertiginoso, pero posiblemente su dirección no sea la más acertada.