Estas farolas del mar, dotadas de un foco luminoso en la parte superior con la que emite señales y de una torre donde éste va instalado, estaban tradicionalmente habitadas por uno o varios fareros, por lo que se destinaba un espacio a vivienda. Los materiales que se empleaban para su construcción solían ser la madera, el hierro y la mampostería de ladrillo o sillar, siendo este último muy corriente en las edificaciones más antiguas. En la actualidad el material más utilizado es el hormigón. La maquinaria solía estar suministrada por una empresa valenciana que se especializó en este tipo de tecnología, La Maquinista Valenciana, fundada en 1880 y que actualmente continúa con su actividad.
En la Comunitat Valenciana la organización de los faros es moderna, datando de mediados del siglo XIX, si bien estos edificios se remontan a la época romana. Durante la Edad Media se hacían señales mediante hogueras que se encendían en lugares descollantes de la costa y en lo alto de las torres vigías alzadas en el litoral, muchas de las cuales se conservan todavía (Torre la Sal, Mareny de Cullera, Moraira, Dénia, etc).
En 1847 se aprobó el primer Plan General de Alumbrado, por el que se aprovechaba algunas de las torres ya existentes -la de la iglesia del barrio del Cabanyal en Valencia, la del Grau de Valencia, la del puerto de la Vila Joiosa y la del muelle de la ciudad de Alacant- pero se les dotaba de un sistema de alumbrado más moderno y adecuado. Además, se tuvo que construir otras nuevas, siendo las primeras las de la isla de Tabarca (1850-1854) y la del cabo de San Antonio (1855). En Castellón comenzó a funcionar el faro de Oropesa en 1857, completado después con el de las islas Columbretes, Cullera y Santa Pola. Posteriormente se mejoró la señalización marítima con la construcción de otras luces, un total de trece, a las que se sumaron, en la década de 1990, dos más en Nules e Irta. En la actualidad funcionan 15 faros en los 481 kilómetros de costa valenciana, que dependen del Ministerio de Fomento.
En la actualidad, con el sistema GPS de guía para barcos, los faros han entrado en una cierta decadencia. Por ello, el Ministerio de Fomento ha planteado una reforma de la Ley de Puertos según la cual se facilitaría la conversión de estos edificios en hoteles, albergues y restaurantes para sufragar la conservación. Sin embargo, para los ecologistas conlleva un peligro de degradación de la costa al desnaturalizar y privatizar el litoral. La noticia completa sobre este cambio en la legislación la podéis encontrar en: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Gobierno/reforma/ley/instalar/hoteles/bares/faros/elpepisoc/20100406elpepisoc_2/Tes#despiece1
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